Bien, bien, bien… Vamos a hablar claro. Ya sé que te has hartado de escuchar lo maravillosa que va a ser la computación cuántica. Que si resolverá problemas imposibles, que si cambiará el mundo, que si el futuro bla bla bla. Pero vamos a la pregunta del millón, la que realmente a todo el mundo le pica pero pocos se atreven a soltar: ¿Cuándo va a empezar a ser rentable esta cosa?
Porque, seamos honestos, por mucho que te vendan avances tecnológicos, a nadie le importa una mierda hasta que no vea dinerito entrando en la cuenta. Eso sí, si no estás prestando atención a esto, vas a ser uno de esos que en 10 años se tiran de los pelos diciendo «¡¿Cómo no lo vi venir?!». No te preocupes, que estás a tiempo, pero antes de llegar a esa parte, vamos a desmenuzar este asunto como es debido.
La Historia de Mikhail, el Desmotivado
A ver, empecemos por el ejemplo clásico. ¿Te suena un tal Mikhail Dyakonov? Probablemente no. Este físico teórico, que por lo que sé no pasa mucho tiempo echándose unas cañas en el bar, fue uno de los primeros en levantar la mano y decir: «Oye, que esto de la computación cuántica es una gilipollez. Nunca va a ser útil, es un callejón sin salida». Y eso lo dijo allá por 2019, un tipo listo que miraba todo este tema con desdén.
¿Sabes qué? No le faltaba razón… en 2019. En aquella época, los ordenadores cuánticos eran unos mamotretos que ocupaban más espacio que la casa de tu suegra y hacían tanto ruido que parecían un reactor nuclear a punto de despegar. Pero, y aquí está el giro, estamos en 2024, y las cosas han cambiado. No te voy a decir que ya tengas uno de estos bichos en tu salón (tranquilo, no te lo van a vender en Ikea de momento), pero lo que sí es cierto es que ahora hay una lista larga de inversores metiendo pasta a lo loco. Gente seria, no los que te dicen que compres Dogecoin porque Elon Musk tuiteó una foto graciosa.
El Dinero Mueve el Mundo, ¿O No?
Lo que te voy a contar es muy sencillo. No es cuestión de si la computación cuántica existe. Claro que existe. Google, IBM, Microsoft… todos tienen su ordenador cuántico. Esos bichos están ahí. Pero, y aquí viene lo jodido, ¿cuándo van a empezar a ser rentables? Porque claro, tener algo que solo sirva para que cuatro científicos jueguen a «mira lo que he hecho» no vale de nada.
Si nos fijamos en la historia de la tecnología, todo lo nuevo empieza siendo una máquina rara que cuesta un ojo de la cara y que parece más un capricho de millonarios aburridos que algo que realmente te cambie la vida. Vamos a hacer un ejercicio de imaginación:
Ponte en 1950, recién acabada la guerra. Los ordenadores de aquella época eran unos bichos enormes que ocupaban habitaciones enteras. Eran tan caros y lentos que lo más útil que hacían era sumar dos más dos. Si le hubieras dicho a la gente que en 70 años llevarían un ordenador en el bolsillo capaz de hacer videollamadas, pedir comida y ver fotos de gatos, te habrían encerrado en un manicomio.
¿Te Suena Algo Similar?
Lo que pasó con la Revolución Digital está empezando a pasar con la computación cuántica. Los ordenadores cuánticos son la nueva «bestia parda» de la tecnología, y aunque ahora no tienen mucha utilidad para el día a día (no vas a jugar al Candy Crush en ellos, amigo), pronto van a empezar a hacer cosas que los ordenadores normales ni sueñan con poder hacer.
¿Te imaginas un mundo donde los pronósticos del tiempo sean exactos al segundo? No me vengas con la típica respuesta de «bueno, para eso ya tenemos los móviles». Lo que tienes en tu móvil es un pronóstico que podría fallar estrepitosamente porque los ordenadores normales no tienen ni idea de cómo gestionar la cantidad de variables que influyen en algo tan básico como el clima. Pero los ordenadores cuánticos… esos bichos van a clavar el pronóstico. Literalmente.
Lo Que De Verdad Importa: Pasta
Y volvemos a la pregunta clave: ¿cuándo va a ser rentable? Porque de eso va todo, ¿no? A ti no te interesa tanto que los científicos se emocionen como niños con juguetes nuevos, te interesa saber cuándo podrás empezar a ver resultados. Bueno, la verdad es que no falta mucho.
Ya hay empresas que están apostando fuerte por la computación cuántica para cosas tan cotidianas como las finanzas, la logística, e incluso la salud. ¿Te suena a ciencia ficción? Pues lo mismo que te hubiera sonado en los 90 que pudieras pagar con tu móvil en una tienda sin tocar nada. O lo mismo que pensar en coches que se conducen solos.
Todo esto está más cerca de lo que crees, y cuando empiece, va a pegar fuerte. Lo que antes era un juguete caro va a convertirse en la herramienta que va a cambiar las reglas del juego. Y como siempre, los que se metan primero serán los que se lleven la mejor parte del pastel. Los demás, a mirar desde la barrera y preguntarse cómo no lo vieron venir.
Entonces, ¿Te Quedas Fuera o Te Subes al Carro?
Tienes dos opciones: quedarte ahí sentado, pensando «esto no es para mí» mientras la computación cuántica cambia el mundo, o empezar a moverte y a entender de qué va la cosa. Y no hace falta que te conviertas en físico teórico, tranquilo. Pero si sabes qué está ocurriendo y cómo aprovecharlo, el futuro puede tener un cheque con tu nombre.
La elección es tuya. Yo solo te digo que la revolución cuántica está más cerca de lo que crees. Si te pones las pilas ahora, puede que en unos años estés sonriendo mientras otros se rascan la cabeza y se preguntan cómo demonios no lo vieron venir.
Ahora dime, ¿qué vas a hacer tú?